Relojes de campanario
Este pequeño reloj de campanario lo podemos ver expuesto en el Museo de la Cerámica Catalana de Oristà, en el Lluçanès. Según nos cuenta el padre Àngel Franquesa, creador y conservador del museo, normalmente estos relojes son horizontales y grabados en una baldosa o piedra de unos 15 cm de lado y se fijaban en el alféizar de una ventana o abertura del campanario para facilitar los toques de las horas y avisar de las liturgias.
El oficio de campanero del ejercía un monje o un levita que era llamado comúnmente "guaitabada" que vivía la mayor parte del día en su refugio del campanario.
Cuando se instalaron los relojes mecánicos capaces de accionar los badajos de forma autónoma gracias al sistema de ruedas dentadas, contrapesos, palancas y martillos, la utilidad del pequeño reloj de sol quedó relegada a la comprobación del buen funcionamiento del reloj con el horario solar y así rectificar los pesos de las cuerdas según el reloj avanzaba o retrasaba.
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